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Formación (Formación) La mediación en conflictos familiares: preservando la calidad de vida

Mensaje  INFOPOLICIAL 02.04.14 10:43

De: Liliana Omegna y Silvina M.
Mediadoras del Centro Judicial de Córdoba (Argentina)
Fecha: Abril 2014
Origen: Noticias Jurídicas

SUMARIO:
I. CONFLICTOS
II. CONFLICTO FAMILIAR
III. CALIDAD DE VIDA
IV. MEDIACIÓN
V. RESPUESTAS DEL CAMPO JURÍDICO A LOS CONFLICTOS FAMILIARES: PRESERVANDO LA CALIDAD DE VIDA
VI. CONCLUSIONES
VII. BIBLIOGRAFÍA
Los Conflictos Familiares que necesitan de un abordaje judicial o extrajudicial, cuentan con un tipo de relación preexistente entre las partes que los convierte en incomparables, ya que en su proceso se puede ocasionar una perturbación importante en la Calidad de Vida de los participantes, que luego de este conflicto, seguirán siendo familia.
Analizaremos sintéticamente los conceptos Conflicto, Conflicto Familiar, Calidad de Vida, Mediación y los interrelacionaremos para arribar a la conclusión y ver como puede afectar a la Calidad de Vida (para restituirla o para perturbarla) la respuesta del Campo Jurídico a la resolución de Conflictos Familiares.
I. CONFLICTOS
Los Conflictos son una situación inevitable del transcurso de la vida: es asimismo una posibilidad de crecimiento personal y relacional.
En el desarrollo del Conflicto, en donde se mezclan básicamente Intereses Opuestos, Divergentes (es decir que no se oponen sino que son diferentes) y Complementarios, es muy común que ante la falta de Comunicación o Comunicación de mala calidad, con malos entendidos e interpretaciones erróneas incluidas, no se puedan diferenciar estos intereses creyendo los involucrados que todos se oponen entre sí.
En el caso de los Conflictos que se desarrollan en el seno de una Familia y, cuando los participantes sienten la imposibilidad de gestionarlos dentro de la misma, por una falta temporal o no de habilidades personales que tienen que ver con la situación o con las personas involucradas entre otras cosas, se hace necesaria la búsqueda de un operador externo.
De acuerdo a una interpretación del autor catalán Xavier Pastor en “Guia práctica de la gestión de conflictos en el tejido asociativo". Barcelona: Editorial Mediterránia (2005) podemos apreciar lo que a su entender serían las Fases de Escalada de un Conflicto:
En una secuencia ascendente respecto al nivel de tensión y de lucha entre las partes enfrentadas:
· Incomodidad. Hay algún aspecto en el entorno o en la relación que no funciona tal y como lo estaba haciendo hasta el momento. Es la sensación intuitiva de que alguna cosa no va bien aunque no se sepa exactamente de que se trata.
· Insatisfacción. Se trata de una autopercepción en la que una de las partes no se siente a gusto ante una nueva situación o se ha producido un cambio delante del cual se tiene una sensación de incertidumbre. De estas derivan discusiones momentáneas.
· Incidentes. Pequeños problemas que implican discusiones, resentimientos y preocupaciones ya que no se tienen en cuenta o se dejan a un lado.
· Malentendidos. Las partes hacen suposiciones, generalmente a causa de una mala comunicación, poca compenetración o percepciones diferentes de una misma situación, llegando a distorsionar la percepción de la realidad. El contexto juega un papel muy importante ya que habitualmente no ayuda sino que incrementa los rumores.
· Tensión. La situación se rodea de prejuicios y actitudes negativas distorsionando la percepción de la otra parte implicada.
· Crisis. Las partes actúan ante la situación de manera unilateral. Se pierden las buenas formas dando paso a los insultos, la violencia, la lucha abierta, etc.
Ante la necesidad de gestionar el Conflicto, la aparición del tercero, operador Jurídico, difícilmente llegue dentro de los tres primeros puntos del esquema de Pastor: generalmente las primeras consultas llegan sobre todo en la fase de Tensión y Crisis, cuando ya se encuentra bastante deteriorada la Calidad de Vida de los protagonistas.
II. CONFLICTO FAMILIAR
La Familia es la más antigua de las instituciones sociales y existirá, de una forma u otra, mientras exista el género humano. En el seno familiar, el recién nacido vive el proceso de desarrollo físico y mental hasta llegar a ser autónomo, a la vez que los padres asumen la función de transmitirle sus valores y costumbres y prepararlo para integrarlo con las pautas culturales y sociales vigentes. La institución familiar se puede entender de diferentes maneras según las diversas culturas y según los modelos de cada época. No es lo mismo la que existió en tiempo de los romanos o de los griegos que la del siglo XXI.
Es importante destacar que es en ese entorno familiar donde se crean y desarrollan los sentimientos mas básicos de las personas, lo cual cualquier conflicto que pudiera surgir, inclusive cuando aparentemente sólo se encuentran involucrados bienes cuantificables y divisibles.
La convivencia es complicada y difícil, cada persona tiene su forma de ser, de comportarse, de manifestarse y de pensar. Como se suele decir, al convivir la libertad de cada uno termina donde comienza la del otro, de modo que el hecho de vivir en pareja trae como consecuencia, por ejemplo, la pérdida de una parcela de libertad a la que se suele renunciar por convicciones propias. Puede ocurrir que a medida que se va transcurriendo el tiempo deteriorando la ilusión inicial, la convivencia y la vida cotidiana se van haciendo más dificultosas y manifiestan roces inevitables.
Cuando una pareja o una familia no discute es posible que se deba más a la indiferencia o a la mala comunicación que a una relación óptima casi imposible. La cuestión en las discusiones, es que no se pierda el respeto al otro o a los otros. Si se pierde, la relación se vuelve difícil, y el hogar puede volverse un lugar de complicidad incómodo y desapacible. Cuando los miembros de la familia se enfrentan, se genera una dinámica perjudicial y dolorosa.
En efecto, es normal que haya desavenencias y diferencias, sobre todo cuando las familias pasan por momentos de crisis, en el sentido de que se produzcan cambios que requieran la adaptación a nuevas realidades. Esos cambios pueden deberse a la aparición de un nuevo miembro (nacimiento de un hijo, la formalización de pareja de algún hijo, o de uno de los padres, entre otros); a la desaparición o alejamiento de alguno de los miembros (fallecimiento de familiares, separación de alguno de los padres, cambio de domicilio de hijos mayores, entre otros); un cambio en la realidad económica y/o laboral, por ejemplo. Es allí cuando la dinámica del debate y discusión han escalado a una medida inmanejable, por lo menos para alguno de los protagonistas.
El estado anímico en el que llegan las personas que vienen buscando una contención y marco jurídico al conflicto, las pone en una situación de suma vulnerabilidad, ya que se trata de sentimientos básicos, de lealtades, amores, desamores, malos entendidos, prejuicios, entre otros, que, al mezclarse en un reclamo jurídico, enrarece el escenario de manera única e imposible de soslayar.
Los conflictos, tal como fue planteado anteriormente, existieron siempre y son un hecho inherente al proceso de la vida.
En el caso de los conflictos familiares, en tiempos anteriores al actual, cuando el modelo o patrón relacional de la familia era diferente, los conflictos familiares se resolvían de otro modo. La forma en la que se vinculaban los participantes del núcleo familiar, la estructura de diálogo y autoridad dentro del seno familiar, el lugar que se le daba al debate, a los hijos, al tratamiento de las diferencias y las discusiones, etcétera, hacía que esos conflictos familiares no tuvieran tanta trascendencia en el resto de los sistemas sociales y no se conocieran mucho mas allá de la frontera familiar.
La globalización, la comunicación, la modernización, de las relaciones de pareja y familiares, entre otras, hacen que en este momento esa situación sea diferente, con sus ventajas y desventajas. Por ejemplo hoy se accede mucho más fácilmente a distintas herramientas de soporte a conflictos familiares.
Betty Carter y Mónica McGoldrick plasman en su Libro “El ciclo de vida familiar cambiante: un marco para la terapia familiar.” (1988) el resultado de investigaciones que estudian el desarrollo de la familia y las variables que afectan su curso, poniendo de relieve los cambios en ese ciclo de vida a medida que avanza el siglo 21. En este contexto destaca en un cuadro, que se transcribe, a continuación, las Fases, etapas y crisis del ciclo vital familiar, en donde se pueden ver en la última columna y sin ser taxativa, las posibles situaciones conflictivas, que pueden o no necesitar de una resolución jurídica.
Fases
Etapa del

CVF
Retos prácticos emocionales
Retos prácticos relacionales
Retos potenciales
Crisis potenciales
Empareja-mientoAdulto joven sin compromisoIndependencia económica
Cuidado de uno mismo
 
Sentimiento seguro de uno mismo. Sentimiento de competenciaDiferenciarse de la familia de origenFracaso al hacerse mayor
Formación de Familia mediante emparejamientoEncuentro de la pareja potencial, Asociación económica.
Cooperación doméstica. Compatibilidad de intereses
Compromiso. Equilibrio de necesidades y expectativas de uno mismo y del otroFormación de una unidad conyugal. Cambio de lealtades de la familia de origen a la nueva familia.Fracaso al encontrar pareja o comprometerse. Fin de la "luna de miel". Conflictos con las familias políticas.
ExpansiónFamilia con hijos pequeñosObligaciones económicas. Organizar el hogar para criar a los hijosAceptación de nuevos miembros. Cuidado de los hijos. Responsabilidades parentalesMantener la unidad conyugal.
Integrar a los abuelos y otros familiares.
Insatisfacción conyugal. Problemas escolares y conductuales.
ContracciónFamilia con adolescentesRutinas y horarios menos predecibles. Falta de disponibilidad de los adolescentesFlexibilidad con el cambio. Sentimiento de irrelevancia. Pérdida de controlMantener el contacto entre padres y adolescentes. Cuidado de padres mayoresRebeldía de los adolescentes.
Independencia de los hijosCargas económicas (universidad, bodas, etc.) Nuevos recursos económicos. Enfoque de nuevo en el trabajoPérdida de la vida familiar con hijos. Envejecimiento y muerte de los padresRestablecer la primacía del matrimonio. Relaciones adultas con hijos."Nido Vacío"
Regreso de los hijos al hogar.
Familia al final de la vidaIncertidumbre de la edad adulta: inseguridades económicas. Cuidados médicosAfrontamiento de las pérdidas, mantenimiento de la dignidad pese al deterioroMantener sistemas de apoyo adecuados. Reconciliación.Jubilación, enfermedad y muerte.
[size][color]
Esas crisis potenciales que pueden desatarse de acuerdo a las distintas etapas de la vida familiar, son cotidianas y comunes en la mayor parte de las familias, aunque cada una, e incluso cada persona, tiene su propio estilo para afrontarlas.
Es en estas ocasiones, cuando las emociones que se presentan son muy intensas y obstaculizan la capacidad para poder emplear herramientas o estrategias de afrontamiento constructivo y productivo del conflicto, que decidimos pedir asistencia al operador jurídico.
III. CALIDAD DE VIDA
Los orígenes del estudio de la dimensión psicológica de la calidad de vida se remontan a hace unas décadas, en que se empezó a dar dentro de la psicología un cambio en su relación con la medicina, el cual provocó que se fuera entrando hacia un área nueva que “se preocupa por el estudio de las características psicológicas y conductuales que afectan y alteran la salud del individuo”. Surge entonces un nuevo campo llamado “psicología de la salud” el cual posee un papel importante en la “individualización de los factores psicológicos y en la prevención de conflictos graves tanto en la familia como en la sociedad”. (Spielberg y Moscoso 1995; en Moscoso 1998).
La calidad de vida para su análisis y comprensión, puede ser vista como un fenómeno con tres dimensiones, las cuales a su vez comprenden los diferentes aspectos que han de tenerse en cuenta al ponderarla:
– Dimensión física: es la percepción del estado físico o la salud, entendida como ausencia de enfermedad, los síntomas producidos por la enfermedad, y los efectos adversos del tratamiento.
Dentro de esta dimensión se puede empezar por considerar, como un primer punto, el análisis biomédico de la persona, el cual nos dirá si el estado de salud se encuentra o no en condiciones óptimas. Se analiza así las condiciones de vida, las cuales no deben ser solo saludables sino además, aptas para un pleno desarrollo humano. Otro aspecto a considerar es el medio ambiente, aquí nos encontramos con que las personas no suelen percatarse, o no le dan mayor importancia, a las condiciones ambientales en que viven y tienen gran influencia sobre la forma en que ellos se desenvuelven y actúan como seres humanos.
– Dimensión psicológica: es la percepción del individuo de su estado cognitivo y afectivo como el miedo, la ansiedad, la incomunicación, la perdida de autoestima, la incertidumbre del futuro, también incluye las creencias personales, espirituales y religiosas como el significado de la vida y la actitud ante el sufrimiento.
Dentro de este nuevo campo se da al estudio de la calidad de vida, en cuya dimensión psicológica podemos incluir aspectos tales como la satisfacción vital, las normas morales, los principios éticos que norman nuestra conducta, el modo de relacionarnos con nuestro entorno social, nuestras perspectivas de vida entre otros, los cuales serán indicadores de nuestra calidad de vida psicológica. No debemos olvidar que algunos de estos indicadores van a cambiar en función al grupo o clase social, o a un determinado ambiente (como puede ser urbano, rural), siendo esos patrones los que le otorgan verdadero nivel de calidad de vida de a un individuo, familia o comunidad determinada.
– Dimensión social: es la percepción del individuo de la relaciones interpersonales y los roles sociales en la vida, como la necesidad de apoyo familiar y social, la relación médico-paciente, el desempeño laboral.
La calidad de la vida humana, vista en perspectiva macrosocial, rompe su fundamentación exclusivamente centrada en las condiciones materiales de vida (y, en definitiva, económicas), para empezar a entenderse como fuertemente impregnada de componentes que empiezan a denominarse equívocamente subjetivos, y que, en definitiva son psicosociales (Blanco, 1985; Casas, 1989; 1996).
Finalmente podemos decir entonces, que cuando hablamos de calidad de vida nos referimos a un constructo que hace referencia tanto a la calidad de las condiciones de vida de una persona, como también a sus expectativas, sentimientos de satisfacción, metas personales, conjunto de valores y comportamiento social. Ante esto podemos afirmar que la Calidad de Vida debe ser analizada en sus diferentes aspectos, dimensiones y sobretodo el impacto que el desarrollo de los Conflictos Familiares tienen sobre la misma.
Otra definición nos dice que Calidad de Vida “es la resultante funcional del estado conjunto de las condiciones biológicas, socio-culturales y psicológicas de los individuos, estado que define el modo en que estos se ajustan a las situaciones cotidianas… así como los resultados que dicho ajuste tiene sobre el ambiente y sobre el propio organismo”. (Carpio, 2000).
IV. MEDIACIÓN
Definiendo sintéticamente los principios básicos del proceso de Mediación, seguimos a la reconocida mediadora argentina Lic. Marinés Suáres, entendiendo que son dinámicos y evolutivos en la medida que avanza el proceso:
· Ideología: Se refiere a la forma pacífica y colaborativa de enfrentar un Conflicto el cuál es visto como connatural a la existencia humana y no como algo negativo sino, muy por el contrario, como una oportunidad de crecimiento y evolución. Se trata de un concepto general de toda Mediación referido a lo no adversarial, y según esta ideología no es necesario que el otro pierda para que uno gane. De esta visión se desprende como de gran utilidad la participación de los hijos en el proceso, en tanto se constituye en una instancia de diálogo y no terapéutica, y sólo con un recorte bien definido por parte de los Mediadores, los Abogados de parte y los padres. Al ser alternativa a un largo y desgastador proceso judicial resulta protectiva para una Familia que seguirá unida con lazos indisolubles aún después del Acuerdo, no Acuerdo o Fallo Judicial.
· Voluntariedad: La Mediación es un proceso voluntario para todos los participantes en ella. Esta voluntariedad conlleva el protagonismo de las personas, ya que ellos han decidido su participación en el proceso, esto les entrega (o les devuelve) su poder y capacidad de tomar sus propias decisiones sobre los problemas que los afectan. Este concepto de Bush y Folger de “empoderamiento”, se podría traducir como el “potenciamiento del protagonismo” de las partes en Conflicto.
· Confidencialidad: Esta característica indica que todo lo referido en el proceso debe mantenerse en secreto para todos los terceros ajenos a la misma, incluidas las instancias judiciales. Esta confidencialidad se mantiene en lo referido a las Audiencias Privadas, es decir con cada una de las partes por separado. Es especialmente importante cuando participan niños en la Mediación y en los encuentros en que no están presentes los padres, también se respeta la confidencialidad, la cual debe ser enunciada, y permite que los niños se tranquilicen, sean capaces de contar como están viviendo la situación, de opinar, y de confiar en los mediadores que deben ser muy bien entrenados y capacitados para apoyarlos en el proceso que están viviendo, detectando sus necesidades, cuidando los aspectos emocionales y en especial el conflicto de lealtades que se puede producir en la relación con sus padres. En los casos de delito grave y abuso de menores, la Confidencialidad se levanta, debiendo ser denunciados, y se da por finalizada la Mediación.
· Neutralidad: Este concepto se relaciona con los de imparcialidad, equidistancia y equidad y lo entendemos como la actitud que deben tener los Mediadores de no tomar partido por ninguna de las partes. Es una de las características más valoradas por los participantes en Mediación Familiar y en donde se refuerza el trabajo colaborativo de los Abogados. En el caso de las dos Mediadoras que suscriben el presente, aclaran a los protagonistas en el Discurso de Apertura obligatorio del proceso, que el Interés Superior de los Derechos del Niño (Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada el 20 de noviembre de 1989) es el telón de fondo desde donde se desarrolla la totalidad de la Mediación.
· Orientación hacia el futuro: El pasado se utiliza en función del futuro. Por lo tanto el hincapié en el trabajo con las partes y los hijos, está puesto en la vida posterior al proceso, en la cotidianeidad del “día después...”
· Brevedad: No dura habitualmente más de 3 a 5 reuniones lo que en general es menor que un litigio en tribunales, sería por tanto menos traumática, y preventiva para las partes y los niños si se decide su participación. Reiteramos que esta instancia debe ser llevada a cabo con Mediadores con experiencia en trabajo con niños y adolescentes ya que la vivencia del proceso no debe ser perturbadora ni para los niños, ni para las partes.
V. RESPUESTAS DEL CAMPO JURÍDICO A LOS CONFLICTOS FAMILIARES: PRESERVANDO LA CALIDAD DE VIDA
Interrelacionando los conceptos anteriores entre sí, vemos que en una situación de Conflicto Familiar esa Calidad de Vida comienza a deteriorarse. La intensidad de las emociones y las circunstancias en las que se desarrolla el Conflicto como hemos visto, hace que para quienes no pueden gestionarlo, acudan en búsqueda de un tercero, en este el caso que nos ocupa, ese tercero es un operador jurídico, tal como lo planteáramos anteriormente.
Del desarrollo del Conflicto Familiar, nadie sabe más que los propios protagonistas; y del mismo modo, nadie sabe más cual sería la mejor solución. El desafío es implementar una Solución Jurídicamente sustentable, acorde a derecho, y al mismo tiempo, que preserve los componentes sanos de la relación, si los hubiere, o que no deteriore aún más lo poco que quede de ellos. Lograr un objetivo superador.
En este sentido, la Mediación otorga una herramienta complementaria fundamental, porque a través de las características del proceso como hemos visto, puede transformar la fuerza del Conflicto en energía positiva capaz de encontrar las soluciones más creativas y satisfactorias.
Las partes tienen la oportunidad de hablar y de escucharse, de comprenderse mutuamente, de entender y manifestar cómo se sienten y de acordar la organización de la vida futura de la manera que mejor les convenga, lo que repercute en Acuerdos con cláusulas cumplibles para las partes.
De alguna manera, y a pesar de que la finalidad del Proceso no sea terapéutica, ayuda a restablecer, en el momento que sea conveniente para los protagonistas, el espacio en donde hacer aflorar el rencor y el odio que a veces se siente por la otra persona ante el fin de la vida en común, con alguien que es Familia, y a quien hemos querido durante tiempo, que puede ser breve o largo pero que siempre nos marca.
En la mayoría de los casos produce efectos saludables, es decir, se produce una transformación en las relaciones interpersonales, en el estilo de comunicación, que sin duda favorecerá la gestión de todas las posibles dificultades que surjan en el futuro. Un futuro que no tiene final, ya que en el caso de Padres con Hijos o entre Hermanos, la ligazón de parentesco subsistirá a pesar de ellos mismos y del Conflicto por todo el resto de la vida.
Es importante replantearse a esta altura los aspectos legales del Conflicto Familiar: son una parte del problema, una parte importante, pero no la única parte.
La apoyatura de los Abogados de parte en esta instancia vital, no sólo porque los protagonistas confían en él, sino porque se garantiza que durante el proceso no tomarán ninguna decisión que les resulte inconveniente desde la defensa de sus Derechos o en el reclamo hacia sus Obligaciones Legales.
Aquí es donde se presenta a la Mediación como una respuesta complementaria y simultánea dentro del campo jurídico para Familias, infancias y adolescencias, preservando la Calidad de Vida de los protagonistas.
En este abordaje donde se hace imprescindible la cultura de la colaboración de todos los involucrados: Protagonistas, Abogados de Parte y Mediadores, para comenzar a gestar una propuesta superadora.
Se han identificado algunos obstáculos que la dificultan y conviene prestar atención a sus efectos, pues es posible superarlos con esta colaboración mencionada:
· Sentimientos intensos (enojo, furia, ira…). No son un problema en sí mismos, pero seguramente habrá que propiciar su desahogo sin hacer daño a nadie. Hablar de lo que sienten es útil y es posible hacerlo sin causar nuevas heridas. Para ello el Mediador tiene la posibilidad de hacerlo en Audiencia Privada, de manera de ofrecer el espacio e ir ponderando en que momento y de que manera hacer saber esta información a la otra parte y darle el mismo lugar en virtud de la neutralidad del proceso. En el caso que los Mediadores estimen necesaria la participación de los hijos, en una Mediación de separación de los padres, siempre que por la edad y evolución de los mismos lo permita, es sumamente provechoso cuando los padres de los menores pueden escuchar cuanto les afecta a su Calidad de Vida el desarrollo de este Conflicto Familiar[1].
· Percepciones erróneas (malos entendidos). A veces hacen actuar de manera equivocada. Será necesario aclararlas. Cuando estamos en Conflicto tendemos a imaginarnos las intenciones de las otras personas más negativamente de lo que son en realidad.
· Los estereotipos (ideas fijas) sobre la otra parte. Muchas veces no nos permiten valorar sus buenas intenciones. Puede que sean necesarias nuevas miradas sobre lo que estamos acostumbrados a ver.
· Desconfianza. Muchas personas creen que la mediación es una buena manera de abordar los conflictos, pero no acceden a ella porque no confían en la voluntad de la otra parte (que suele pensar lo mismo pero en sentido contrario). Darle una oportunidad al acuerdo es una buena opción. Siempre hay tiempo para abandonar, y para sorprenderse de lo que pueden cambiar las cosas.
VI. CONCLUSIONES
Es notable la reacción de los padres cuando toman conciencia de cómo ha disminuido la Calidad de Vida de los hijos, por ejemplo en un proceso de separación o divorcio, por el impacto de la Cuota Alimentaria en el presupuesto del progenitor conviviente en sus rutinas cotidianas. Ni hablar de la disminución de la “Cuota Emocional” que los padres se ven en la imposibilidad de entregar, ya que están sumergidos en un Conflicto doloroso que los paraliza en cuerpo y alma. Así también somos espectadores dentro del proceso, de personas que su Calidad de Vida ha disminuido como consecuencia de una muy baja autoestima.
Actualmente la ley de Córdoba prevé en los casos judicializados la derivación obligatoria a Mediación (Ley 8858, Art. 2): por el monto de la acción, por pedido del beneficio de litigar sin gasto o por la naturaleza de la acción, dejándolo al arbitrio del Juez.
No obstante, los Abogados de parte, y en cualquier etapa del proceso, pueden solicitar ser derivados a Mediación si interpretan que puede ser bueno a fin de ubicar un espacio de diálogo dentro de esta Conflictiva Familiar.
La Mediación se basa en la idea de cooperación y no en la de enfrentamiento. Pretende que las personas puedan comunicarse desde el respeto y hacer del diálogo el cauce para manifestar sus necesidades e intereses. En todo este proceso, interviene el Mediador, sustentado por los Abogados de parte, quienes ayudarán a ir deshaciendo los nudos en los que, a menudo, se enredan cuando tienen una disputa.
A lo largo de la historia, muchas culturas han utilizado sistemas parecidos para abordar situaciones de enfrentamiento que son naturales cuando se convive. En muchas, todavía hoy, el más anciano o alguien con autoridad reconocida, propicia encuentros donde las personas puedan expresarse y manifestarse hasta conseguir hacer las paces.
En los últimos tiempos, como ya vimos, el número de conflictos ha crecido y se han “complejizado” conforme se cubren las necesidades básicas, de modo que es habitual encontrarnos con personas que ante un problema emprenden acciones judiciales para resolverlo.
En situaciones conflictivas donde las partes contrapuestas son miembros de una misma Familia no deberían existir ni vencedores ni vencidos.
Como espacio de reflexión preguntamos nuevamente: ¿alcanza con la respuesta jurídica para darle la mayor satisfacción posible a nuestro cliente?[2] .
Dependerá de nosotros, como Operadores Jurídicos, utilizar todas las herramientas posibles, entre las que destacamos “ex profeso” a la Mediación, para que en los casos de Conflictos que involucran Familias, Adolescentes y Niños, demos una respuesta jurídica preservando la Calidad de Vida de los protagonistas.
 Brooke D. Goldfarb, Mediadora norteamericana, creadora del blog Mediate.com publicó el 13 de julio de 2011 el siguiente párrafo:
"Cuando Uds. dos se unieron, eso era lo que debía ocurrir en ese momento. No fue un error. Vuestros hijos no son un error. La vida que Uds. dos construyeron juntos no fue un error. Es hora de ir hacia adelante, entonces vayamos, pero también honremos al pasado al mismo tiempo que encaramos el futuro. En lo que a mí respecta, cuando una pareja se está divorciando veo muy claramente que lo que tengo frente a mi es una familia. Inclusive si se trata de una pareja que no ha tenido hijos durante el matrimonio, los integrantes de la pareja fueron familia el uno para el otro. Ellos compartieron sus vidas y su amor con el otro, no importa por cuánto tiempo haya sido. Ellos aprendieron uno del otro. Son lo que son hoy en día porque cada uno entró en la vida del otro A pesar de dolor y sufrimiento que con intención o sin ella pudieron haberse causado entre sí, también hubo risas y alegrías. Hay buenos y malos recuerdos, y si han tenido hijos todavía existen muchos recuerdos que pueden hacerse que sean especiales. Ellos les deben a sus hijos la delicadeza de honrarse y respetarse el uno al otro. Lo que quiero que las parejas sepan es que ellos estuvieron juntos por una razón. El amor nunca es un error”
En este sentido es que proponemos a la Mediación en Conflictos Familiares, como instrumento idóneo para el Resguardo de la Calidad de Vida de las partes, menores o no y de manera complementaria y simultánea a los procesos judiciales, que le otorgarán un marco conforme a Derecho a una situación Conflictiva. Además, en los casos en los que hubieren involucrados menores, se le agrega otro ámbito ideal para hacer lugar a lo establecido en la Convención de los Derechos del Niño (Art.3 Pár. 1)
No se trata de lograr un espacio terapéutico, ni personal ni familiar. Se trata de intentar, en esta parte del camino que transita con nosotros esta Familia, que se actúe conforme a Derecho, protegiendo a nuestro cliente, pero pensando en lo que ocurrirá con la Calidad de Vida “el día después…” del Fallo, del Acuerdo o del No Acuerdo, con estas personas que seguirán siendo Familia mas allá de los días.
VII. BIBLIOGRAFÍA
– Xavier Pastor: Guia practica de la gestión de conflictos en el tejido asociativo. Barcelona: Editorial Mediterrània (2005).
– Betty Carter y Mónica McGoldrick: El ciclo de vida familiar cambiante: un marco para la terapia familiar. Editorial Norton (1988).
– Suares, Marinés: Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas. Ed. Paidós. (1996).
– Spielberg y Moscoso (1995): [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
– [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
– Blanco (1985); Casas (1989): [url=http://www.papelesdelpsicologo.es/Numero 812][Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] 812[/url]
– [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo][/color][/size]





[1] Anexo 1 Es bueno invitar a los hijos a Mediación?[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
 
[2] Anexo 2 La Satisfacción completa del Cliente
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Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

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